Reseña: Los perros duros no bailan

LOS PERROS DUROS 

NO BAILAN

Arturo Pérez-Reverte

Título: Los perros duros no bailan
Autor/a: Arturo Pérez-Reverte
Editorial: Alfaguara
Páginas: 168 páginas
Precio: 16.06 euros (amazon)

Una novela policial, una historia de supervivencia en un mundo donde la lealtad es puro instinto. Por Arturo Pérez-Reverte.

«Nací mestizo, cruce de mastín español y fila brasileña. Cuando cachorro tuve uno de esos nombres tiernos y ridículos que se les ponen a los perrillos recién nacidos, pero de aquello pasó demasiado tiempo. Lo he olvidado. Desde hace mucho todos me llaman Negro.»

Hace días que en el Abrevadero de Margot, donde se reúnen los chuchos del barrio, nada se sabe de Teo y de Boris el Guapo. Sus colegas presienten que detrás de su desaparición hay algo oscuro, siniestro, que los mantiene alerta. Lo ocurrido no puede ser nada bueno; lo sospechan todos y lo sabe su amigo el Negro, luchador retirado con cicatrices en el hocico y en la memoria. Para él es cuestión de instinto, de experiencia sobreviviendo en las situaciones más difíciles. Eso lo lleva a emprender un peligroso viaje al pasado, en busca de sus amigos.

En esta asombrosa novela negra, divertida, tierna y sobrecogedora de principio a fin, Arturo Pérez-Reverte narra con increíble maestría la aventura de un perro en un mundo diferente al de los humanos, donde rigen las mejores reglas -lealtad, inteligencia y compañerismo- y están desterradas toda corrección política o convención social. Un mundo en el que a veces hay clemencia para los inocentes. Y justicia para los culpables.

OPINIÓN PERSONAL

Mi interés por Arturo Pérez Reverte iba creciendo al mismo ritmo que él iba siendo más y más polémico en Twitter. Es más, este libro ha sido una compra gracias a todo eso. Ni conocía el libro, ni tenía ningún interés en conocerlo. Leí el nombre del autor y no dudé en darle una oportunidad. Me apetecía conocerle, leerle y saber cómo escribe. Un autor tan famoso como él no podía dejarlo de lado. ¿Cómo no iba a leer al autor de un libro tan reconocido como El capitán Alatriste y que tiene una silla en la Real Academia de la Lengua Española? 

Me adentré en este libro tan cortito (168 páginas) y me encontré con un personaje principal llamado Negro, un gran perro criado y educado entre batallas. Creció asesinando a otros perros y así fue ganándose un nombre entre el gremio. Los otros perros le temían y hasta los humanos llegan a estar dominados por él. Asistimos a la inteligencia de los perros, ya que muchas veces los tratamos como tontos. 

En Los perros duros no bailan se relata el viaje que emprende nuestro protagonista para buscar a uno de sus mejores amigos, otro perro que ha desaparecido por arte de magia. 

Puede ser que lo único interesante que tenga el libro sea que los protagonistas son perros. Dota a todo el libro de originalidad. Sin embargo, obviando estas personificaciones, la trama del libro es bastante sosa. Me atrevería a decir que es un libro bastante aburrido. 

Siempre ha habido una característica literario que he detestado profundamente y en este libro lo he encontrado. Consiste en ir conociendo personajes en el trascurso de las páginas que te vayan desvelando el camino de la trama. Entiendo que aparezcan nuevos, pero que sean necesarios para la continuación de la trama no lo acepto. En estos casos siento que el autor empieza a escribir sin tener una estructura fija de lo que iba a escribir. Esto tampoco está mal, pero el lector no puede jugar libremente porque no tiene todas las herramientas. Siento que me están contando una mentira. 

La pluma del autor me ha parecido magnífica. Siento que es directa, punzante y, sobretodo, te ayuda a reflexionar. Este libro, en concreto, me ha hecho pensar en los límites entre la literatura y la idea del autor. ¿Son diferentes? ¿O siempre, aunque no queramos, va a estar contaminada nuestra pluma literaria de los intereses personales? Todo esto lo pensé al leer este párrafo. No olvidemos que el personaje es un perro y está hablando de otra perra: 

"Con esos antecedentes, no les extrañe que al ver pasar a Dido por nuestro lado, Teo y yo nos diéramos con el codo de la pata, nos parásemos como un solo perro y le ladrásemos de todo. Guá, guá, guá. Te comeríamos hasta el collar antiparásitos, etcétera. Tía hermosa. Si lo que le dijimos aquel día se lo dice un humano a una humana, el fulano acaba en comisaría a la media hora. Pero por suerte no éramos humanos. Los perros somos machistas, oigan. Faltaría más. Y a mucha honra."

Opinen ustedes, pero lo que es indudable es que la palabra de este autor incendia a quién lo lee. 
Quizás quiere eso, quizás es una buena fórmula de marketing. Sin embargo y centrándome en esta novela, no creo que sea de sus mejores. Me ha gustado probar su pluma. Me ha interesado entrar en este debate y, sobretodo, me ha encantado introducirme en su estilo. Es embaucador y el juego de la personificación perruna me parece magistral. Lo recomiendo, la verdad. 

2/5